Aécio Neves, el hombre que hace tambalear a Rousseff

El domingo 5 de octubre, Aécio Neves, el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), obtenía casi el 34% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, detrás de la presidenta saliente Dilma Rousseff. Un resultado sorpresivo ya que se esperaba para la segunda vuelta un duelo entre Rousseff y la ecologista Marina Silva, a quien Neves arrebató el segundo lugar.

Tras esperar una semana para pronunciarse sobre el candidato que respaldaría bajo ciertas condiciones, la candidata derrotada Marina Silva anunció su decisión de apoyar a Aécio Neves al declarar: "Le doy mi confianza a la sinceridad de los propósitos del candidato y de su partido, y entrego a la sociedad brasileña la tarea de exigir que sean cumplidos".

¿Pero de dónde viene, y qué se puede esperar del senador y exgobernador de Minas Gerais, el candidato "favorito de los mercados", como se lo califica a menudo?

El descendiente de una familia política tradicional

Aécio Neves viene de una tradicional familia política de Brasil. Nacido en Belo Horizonte en 1960, es hijo de Aécio Cunha, abogado y diputado durante más de 30 años, y nieto del político Tancredo Neves. Estudió Economía en la Universidad Católica Pontificia de Minas Gerais y comenzó su carrera política de forma muy precoz como asesor de su abuelo, quien fue en 1985 el primer presidente elegido por sufragio universal después de la dictadura, aunque falleció antes de asumir el cargo por razones de salud.

A los 25 años, fue nombrado director de la institución financiera Caixa Econômica Federal, y a partir de ahí empezó a tener cargos públicos: diputado federal por cuatro mandatos, presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, gobernador del estado de Minas Gerais por dos mandatos, y "desde entonces, Neves ha sido senador y presidente del PSDB, pues su candidatura a la presidencia de la República enmarca el momento más importante de su vida política, y hoy en día tiene una posibilidad concreta de ganar esa presidencia", estima Gaspard Estrada, analista del Observatorio de América Latina en el Instituto de Ciencias Políticas de París.

Sin embargo, estas profundas raíces políticas podrían afectarlo. Tanto él como su partido, que gobernó a Brasil de 1995 a 2002 con el presidente Fernando Henrique Cardoso, son percibidos como elitistas por la población, en un país donde las desigualdades y la pobreza siguen siendo un problema mayor.

Del playboy al candidato confiable

La larga trayectoria de Aécio Neves no ha estado exenta de escándalos relacionados con su vida política pero también personal.

Entre ellos, la existencia de un aeropuerto que Neves, entonces gobernador del estado de Minas Gerais, habría hecho construir con fondos públicos junto a la explotación agrícola de uno de sus tíos en el municipio de Claudio, para su uso privado y familiar, según denuncian sus detractores. Acusaciones de las que él se defiende alegando que la Procaduría ya lo ha absuelto.

Pero su vida personal pasada también es sujeta a polémica. La lucha por la presidencia lo llevó a efectuar un paulatino cambio de imagen, lejos de su fama de tecnócrata playboy que frecuentaba la vida nocturna de Río de Janeiro.

Durante la campaña, el senador del PSDB tuvo que explicar su negativa a someterse a un test de alcoholemia en 2011 y negar los rumores sobre su consumo de cocaína. Hace unos meses, decidió presentar una demanda contra Google y otros buscadores de la web porque proponían automáticamente asociaciones entre su nombre y palabras como "cocaína", "esnifar" o "borracho".

Tras un primer matrimonio de 1991 a 1998, se volvió a casar en 2013 con Leticia Weber, una ex modelo de 34 años, que dio a luz a gemelos en junio pasado. Como lo explica Mario de Freitas, analista político brasileño, "antes se decía que era consumidor de drogas, pero ahora intenta posicionarse como un hombre de familia y tranquilo: está casado por segunda vez, tiene tres hijos, y éstas son cosas del pasado".

"Mi candidatura es la encarnación del cambio"

Aécio Neves se presenta como el candidato del cambio "por el que claman más del 70 % de los brasileños". Propone reformas a nivel político, tributario y legislativo, y quiere ir hacia una gestión más eficaz del Estado y una reducción del déficit público, aunque dice que mantendrá los programas sociales hoy vigentes.

A nivel económico, reprocha a los gobiernos de Lula y Rousseff el estancamiento del crecimiento y la inflación galopante. Afirma que buscará renovar la credibilidad del país en los mercados, y acusa a los precedentes gobiernos de haber ahuyentado a los inversionistas y condenado las alianzas entre capitales privados y públicos. Sus posiciones le han dado el sobrenombre de "favorito de los mercados": la reacción de éstos a favor de Neves se hizo sentir a partir de la primera vuelta, el pasado 5 de octubre, y ha evolucionado con los sondeos desde entonces.

Sin embargo, si bien Neves habla de cambio, es más difícil para él simbolizar esa mutación que para Marina Silva, cuyo mensaje era más de ruptura con las prácticas tradicionales de hacer política, que son tanto las del PT como las del PSDB. Según Gaspard Estrada, lo que le puede beneficiar es el deseo de alternancia de buena parte del electorado: "Hoy en día, la mayoría de los brasileños quieren un cambio, entonces el desafío de Neves es hacer que su candidatura sea asociada a esa imagen de cambio. Pero la gran pregunta es saber si más allá de representar una alternancia en el gobierno, representa un verdadero cambio dentro de las prácticas políticas; y ese elemento todavía no está tan claro".