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Atiquifobia: cuando el miedo al fracaso se apodera de ti

PSICOLOGÍA

Andrey_Kuzmin | SHUTTERSTOCK

Todo el mundo tiene miedo al fracaso en uno u otro grado. Tenerlo no es malo. De hecho, cuando este es moderado puede incluso llegar a ser beneficioso ayudándonos a mejorar en todo lo que hacemos. El problema viene cuando este temor se convierte en extremo e irracional paralizando a quien lo sufre.

Eso es precisamente lo que sienten los diagnosticados con atiquifobia. Un miedo "persistente, anormal e injustificado a fracasar, a equivocarse o a cometer errores" que condiciona de forma determinante la calidad de vida de quienes lo sufren, según la definición del portal Fobias.net.

Los principales síntomas que, combinados, pueden alertar de la posible presencia de atiquifobia son:

- Un alto nivel de autoexigencia y excesiva rigidez con uno mismo.

- La búsqueda de perfeccionismo en todo lo que hacemos.

- Problemas de autoestima.

- Temblores, taquicardia y aparición de molestias estomacales en el momento en el que vamos a iniciar una actividad.

En cuanto a las causas que favorecen la aparición de esta fobia, parece claro que aquellos niños que han sido sometidos a unos niveles de exigencia desproporcionados durante su infancia tienen muchas más posibilidades de acabar desarrollando esta suerte de trauma a lo largo de su vida.

Más allá del modo en el que hemos sido educados para afrontar las adversidades, la necesidad de proyectar una imagen de perfección a la sociedad y la acumulación de fracasos durante la fase de desarrollo de la personalidad son otros factores que influyen de manera decisiva en la aparición de la atiquifobia a partir de la adolescencia.

Porque este miedo al fracaso no irrumpe de golpe de la noche a la mañana. Aquellos que padecen atiquifobia van desarrollando poco a poco un pánico que, a la larga, bloquea su iniciativa, arruina su productividad y diluye todo atisbo de creatividad truncando muchos de sus sueños, tal y como asegura la terapeuta Verónica Rodríguez Orellana.

Cómo se cura la atiquifobia

Para superar este bloqueo lo primero en lo que ponen el foco los especialistas es en la necesidad de que el paciente asimile que los reveses forman parte de nuestro crecimiento personal. De ahí que la mayoría de terapias suelan comenzar con un trabajo específico orientado a modificar la percepción que los atiquifóbicos tienen del fracaso.

Superada esta primera fase, los psicólogos repasan junto a los pacientes todas aquellas iniciativas que los diagnosticados con atiquifobia lograron completar de forma exitosa, poniendo el acento en la motivación que los empujó a dar el primer paso. Con este ejercicio lo que buscan es desterrar todos esos pensamientos negativos que les llevan a creer que no son capaces de afrontar nuevos retos y que les paralizan en la realización de sus quehaceres diarios.

Otra parte del tratamiento consiste en poner en conocimiento de los afectados por esta fobia distintas técnicas de autoayuda y motivación para que estos las hagan servir tanto antes de iniciar una nueva actividad como a la hora de enfrentarse a una inesperada crisis.

En definitiva, se trata de que los atiquifóbicos asuman y acepten su miedo, asimilen que el fracaso forma parte de la vida y sean conscientes de la importancia que tiene afrontar cualquier tarea con una actitud positiva para que esta concluya con éxito.

Si en algo insisten casi todos los psicólogos es en la necesidad de, ante la más mínima señal que pueda indicar que se sufre atiquifobia, acudir a un especialista en busca de un diagnóstico. La razón es poderosa: parece demostrado que comenzar cuanto antes una terapia focalizada en desterrar el temor al fracaso ayuda muy positivamente a superar este trauma.

Como ha venido repitiendo en varias ocasiones la célebre escritora J. K. Rowling, "es imposible vivir sin fracasar en algo, a menos que vivas tan cuidadosamente que dé lo mismo que estés viviendo. Y en ese caso habrás fracasado por defecto".