Trueque de productos por alimentos: Segunda moneda nacional

Trueque de productos por alimentos: Segunda moneda nacional

Alexander Jiménez vende aceite quemado en la esquina de la 29 con Venezuela. Cada litro lo ofrece en Bs. 20 mil, pero la falta de dinero en efectivo ha hecho que sus ventas estén en crisis y para evitar sucumbir el hombre ha aplicado el trueque de su producto por algún alimento.

Luis E. Marchán | LA PRENSA de Lara





“Hace una semana una señora que venía del mercado Terepaima me dijo que necesitaba un litro de aceite y lo que tenía para pagarme era un kilo de harina artesanal y 5 mil bolos en efectivo y yo acepté el trueque”, confesó el hombre cuando explicó la nueva modalidad que muchos comerciantes aplican para mantenerse en pie o “llevar algo para la casa”.

Este vendedor de aceite no es el único que hace trueques, pues los que permanecen por más de 12 horas en las esquinas de los semáforos de Barquisimeto; los que andan a pie o cargan una canastilla para vender sus productos aceptan como pago un trueque, preferiblemente por un alimento. Los consultados refirieron que diariamente entre 3 o 4 personas hacen el cambalache por la mercancía que venden.

Héctor Montero, vendedor de cargadores de teléfonos en los semáforos, cuyo precio es de 50 mil bolívares, para llevar algo de comida a su casa ha recibido paquete de arroz o harina.

“Yo recibo cualquier comida que cargue el cliente, y si me conviene por el precio del cargador, lo acepto”, dijo.

Desde 2018 estas negociaciones entre personas impera y de hecho el economista Luis Vicente León de la consultora Datanálisis, declaró esta nueva modalidad como “la segunda moneda de Venezuela”. “Se trata de un sistema de pago muy primitivo, pero también es muy primitivo que un país no tenga suficiente efectivo disponible”.

En El Malecón, Olmary Delgado, tiene un puesto de venta de partes eléctricas reconstruidas y para poder salvar el día ha hecho el trueque para poder tener algo de comida en la repisa. “Cualquier kilito es bueno para mi familia”, dijo la mujer cuando confesó que ha recibido frijoles, quinchoncho o arroz.