_
_
_
_
_

La operación contra Charlín destapa la falta de liquidez del clan

El papel de Manuel Charlín fue marginal, en calidad de asesor, ya que no pudo en la financiación del transporte del alijo

El histórico narcotraficante Manuel Charlín a su salida del juzgado después de ser puesto en libertad con cargos.
El histórico narcotraficante Manuel Charlín a su salida del juzgado después de ser puesto en libertad con cargos.Salvador Sas (EFE)
Más información
Los Charlines, imputados, se libran de la cárcel por falta de pruebas en el reparto del alijo de coca
La detención de Charlín confirma el regreso de los viejos capos gallegos

La operación de 2,5 toneladas de cocaína por la que detuvieron el lunes a miembros del histórico clan de Los Charlines fue supuestamente financiada por dos empresarios de Toledo y un holandés afincado en Andalucía. El papel de Manuel Charlín fue marginal, en calidad de asesor, ya que no pudo participar por falta de liquidez en la financiación del transporte, razón por la que quedó en libertad con cargos. La cocaína iba destinada a Castilla-La Mancha y Andalucía.

Enrique y Marcos Echevarría Abellán, con empresas de automoción en Illescas (Toledo), habrían contactado directamente con los proveedores sudamericanos para concertar el envío, mientras el holandés Paul Wouter, afincado en Marbella, supuestamente organizó el embarque del alijo en la Guayana francesa. Para los dos hermanos empresarios, el juez decretó este viernes libertad con cargos mientras que dictó auto de prisión para Wouter.

Las últimas reuniones que estos empresarios mantuvieron con la trama gallega se producen a principios de junio, cuando el remolcador Titán III había alijado la droga y venía de camino a Galicia. El barco, propiedad del armador andaluz Pedro Rodríguez Díaz, hacía portes de cocaína y hachís para el mejor postor y había sido investigado en múltiples ocasiones. De hecho, la Policía estuvo a punto de apresarlo hace meses cuando regresaba de las costas africanas de Cabo Verde, pero venía vacío.

La entrada de nuevos socios relegó a Los Charlines, que habían negociado previamente con este grupo de transportistas. Pero el que fuera el clan de referencia del narcotráfico en Galicia no pasaba por buenos momentos económicos y solo podía asesorar en las múltiples fórmulas de camuflar los alijos por lo que el grupo buscó más socios y los encontró.

Como supuestos cabecillas de la banda gallega figura otro histórico narco de Pontevedra, Jacinto Santos Viñas, que también ingresó en prisión, al igual que el empresario de hostelería Mario Otero Díaz y el armador Serafín Pego, ambos de A Coruña.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

De los 28 detenidos este miércoles, 12 entraron en prisión y el resto en libertad con cargos. Entre ellos Manuel Charlín, de 85 años, con problemas de salud, y su hijo Melchor, este último con medidas cautelares. Las dudas sobre el nivel de participación de los dos miembros del clan de Los Charlines en la última fase del transporte de la droga han incidido para su puesta en libertad.

En la sonorización de los vehículos que realizó la Policía se pudieron verificar dos operaciones que estarían en marcha por parte de Charlín y su hijo, una a través de contenedores y otra por barco. En dichas conversaciones grabadas a Manuel Charlín y a otros detenidos, siempre se referían a él como “el viejo”. La aparición en escena de Los Charlines se produce el 27 de enero de 2017, cuando la Policía logra interceptar una reunión que tuvo lugar en la casa de Charlín, en Vilanova de Arousa. En ella, el detenido Victor Manuel Pérez Santos le da cuenta a “el viejo” de los preparativos de un cargamento de cocaína en la que también participaban otros de los gallegos detenidos, Victor Manuel Pérez Santos y Luis Manuel Rodríguez Parada.

En la investigación también se ha podido constatar que Victor Manuel Pérez Santos trabajó tiempo atrás con Manuel Charlín. Este le había encargado que buscase la infraestructura necesaria para una operación de cocaína en marcha, que o bien iba a entrar por vía portuaria, a través de Portugal, o en un barco pesquero de bajura con base en Muxía (A Coruña).

Paralelamente, y siempre con Los Charlines en el escenario de la operación, Luis Manuel Rodríguez Parada se encargaría de utilizar unas empresas legales, tanto de granito como de carbón, para camuflar el envío de la cocaína desde Sudamérica, para lo cual se serviría de otro presunto socio, Baltasar Mouta Piñeiro.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_