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Coordinado por Lola Huete Machado
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El Vaticano confirma que África es el futuro de la Iglesia

Cada vez hay más católicos en el continente. Pero, ¿cuánto durará esta tendencia? El neopentecostalismo también aumenta

El papa Francisco durante su visita a la República Centroafricana.
El papa Francisco durante su visita a la República Centroafricana.Reuters

Nuevas estadísticas publicadas por el Vaticano este mes muestran que África continúa en su senda para ser el futuro del catolicismo. El número de seguidores de esta religión en el continente crece a un ritmo significativamente más rápido que en cualquier otro lugar. Los católicos en el mundo alcanzaron 1.299 millones en 2016, lo que supone un aumento del 1.1% respecto a los 1.285 millones de 2015, según datos del último Anuario Estadístico Eclesial, publicado por el Vaticano, que ofrece las cifras de hace dos años.

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El crecimiento varía radicalmente de un continente a otro. Mientras que en África la población católica creció en un 23,2% (y representa casi un 18% del total de los habitantes del continente), prácticamente no se movió en Europa. La tendencia en esta región es a descender, dado que la tasa da natalidad es baja y se prevé que la población disminuya en los próximos años, con más muertes que nacimientos. Todo lo contrario de lo que sucede en el continente africano. Para el año 2050, se prevé que 1.300 millones de personas se sumen a la población actual en esa parte del mundo. Esto significa que la mitad del crecimiento de la población mundial tendrá lugar en África, según Naciones Unidas.

América es todavía el continente donde más católicos residen, hospeda al 49% de todos los creyentes en esta fe. Pero todo hace pensar que para 2050, el mapa de las estadísticas variará ligeramente. Los católicos americanos descenderán hasta el 40%, en Asía subirán del 11% actual al 12% y en África representarán el 25%.

La República Democrática del Congo es el país africano con una mayor presencia de católicos, con un total de 44 millones (lo que lo convierte en el décimo país del mundo con más fieles de esta religión), seguido de Nigeria con 28 millones. Es en África subsahariana donde se concentra el mayor número de católicos del continente, mientras que en el norte y el Sahel predomina el islam.

En lo que respecta a la jerarquía de la Iglesia, las estadísticas revelan que el número de obispos en el mundo sube en un 4,88%, mientras que el de sacerdotes solo lo hizo en un 0,7%. Las vocaciones sacerdotales caen. El número de seminaristas mayores baja de 116.843 en 2015 a 116.160 en 2016. La única excepción es África, señala el Vaticano, “que, por el momento, no se ve afectada por la crisis de vocaciones que viven las otras regiones y permanecerá como la región con mayor potencial”.

Falta de representación

A pesar de estos datos, la Iglesia africana está poco representada en los niveles más altos del catolicismo. Es el caso del Colegio de cardenales que elige al papa y le asesora. Durante el último siglo ha intentando ser más representativo de la diversidad de la Iglesia. De manera especial, los últimos tres papas han incrementado esta tendencia. En la actualidad, de los 120 cardenales con facultad de votar al sumo pontífice, 54 provienen de Europa, 34 de América, 15 de África y 14 de Asia.

Es verdad que el papa no crea a sus cardenales sobre la base de cuotas de proporcionalidad, pero si estas se aplicasen, a África le corresponderían 5 más. Y si la tendencia de crecimiento del número de católicos se mantuviese como se estima hasta 2050, entonces el número de purpurados provenientes del continente debería aumentar gradualmente hasta llegar a los 30.

Posible zancadilla

Sin embargo, este crecimiento del catolicismo en África se ve amenazado por el avance de las iglesias neopentecostales en el continente. Algo que afecta a todas las iglesias cristianas tradicionales (católicos, anglicanos y evangélicos o protestantes). Cada día, más cristianos abandonan sus congregaciones y se unen a ellas.

Este movimiento surgió en los barrios marginales empobrecidos de África subsahariana y otras partes del sur como América latina o Asia. En la actualidad es el movimiento espiritual de más rápido crecimiento en el continente africano. Expertos en el tema estiman que en las últimas tres décadas África ha experimentado una revolución que ha alterado drásticamente su panorama religioso al unirse millones de personas a las iglesias neopentecostales. Se estima que solo en Sudáfrica, un tercio de los cristianos (unos 12,5 millones de personas) son miembros de estas iglesias no tradicionales.

Este fenómeno está muy vinculado a la imposición de medidas neoliberales por parte de los organismos financieros internacionales a los países africanos en los años 80 y 90 y a las grandes desigualdades que crearon, sobre todo en ambientes urbanos. Es una respuesta espiritual, física y social a las necesidades de la gente que habita los barrios marginales de las ciudades. Una de sus grandes diferencias con las iglesias tradicionales, y que sea posiblemente uno de sus mayores atractivos, es que busca el enriquecimiento de sus fieles. De ahí que en la actualidad, la mayoría de sus adeptos formen parte de esa amplia masa social que se ha denominado clase media africana.

En los últimos años, algunos de los pastores de estas iglesias empiezan a dar el salto a la política, como ya ha sucedido en varios países latinoamericanos, especialmente en Brasil. Con puntos de vista muy conservadores en lo referente a los aspectos morales, muchos de ellos se encuentran detrás de los grupos de presión que luchan por endurecer las leyes contra la homosexualidad, el consumo de alcohol, o por imponer normas de vestir “decentes", según sus criterios, como es la prohibición de minifaldas, entre otras muchas cosas.

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