El reto de los discapacitados en Venezuela: Cuando se va la luz tenemos que rodar y rodar

El reto de los discapacitados en Venezuela: Cuando se va la luz tenemos que rodar y rodar

Joil Soto y Rafael Arreaza son dos venezolanos que participan en el taller de Lutheria de Fundaprocura, una organización dicada a trabajar por las personas con discapacidad motora.

 

Sobrevivir en Venezuela en medio de la actual crisis es difícil para los todos los ciudadanos, pero para quienes tienen algún tipo de discapacidad es un reto mayor.

Por Carolina Alcalde / Voz de América





Para estas personas es complejo encarar la crisis que atraviesa el país y llevar una rutina, en medio de un entorno que no les garantiza satisfacer fácilmente necesidades tan básicas, como transporte público adecuado, atención médica o un trabajo.

De acuerdo a Juan Ángel De Gouveia, presidente de la Confederación de Sordos de Venezuela, (Consorven), en el país no existe un sistema de políticas públicas que atienda las necesidades de las personas con discapacidad.

“El Estado no está cumpliendo o no está dando la atención necesaria que requieren las personas con discapacidad. Las ONGs están haciendo un esfuerzo en su máxima capacidad por ayudar, sin embargo, sabemos que eso no es una responsabilidad de las instituciones privadas, es una responsabilidad del Estado”, afirma Gouveia.

Juan Ángel De Gouveia, presidente de la Confederación de Sordos de Venezuela.

 

Según una investigación de Consorven, el país no garantiza los requerimientos básicos para el desarrollo y desplazamiento de este sector vulnerable de la población.

Entre los afectados está Rafael Arreaza, un venezolano que usa silla de ruedas desde hace 9 años, y es parte del taller de Lutheria de Fundaprocura, una fundación dedicada a dar apoyo a las personas con discapacidad motora.

Arreaza ha explicado que el acceso “es muy difícil” y que en Caracas solo una zona del este de la ciudad está adaptada para quienes deben trasladarse en silla de ruedas. Lamenta que el transporte público no esté adaptado para quienes viven con una discapacidad.

“El metro que debería de ser uno de los medios más fácil y súper adaptado para nosotros no lo está porque primero los operadores no te quieren ayudar, cuando ven a uno en silla de ruedas pareciera que vieran a un monstruo”, dice Arreaza, mostrando decepción por el trato que ha recibido en ocasiones.

Otro testimonio

Hace 11 años una bala dejó en situación de discapacidad a Roil Sojo, quien relata que las dificultades para trasladarse son aún mayores cuando se registran fallas eléctricas, especialmente si se trata de personas con pocos recursos económicos.

Sojo explica que movilizarse en taxi puede llegar a ser muy costoso. Para hacer un traslado a un punto cercano tiene que desembolsar, como mínimo, unos 3 dólares, cuando “un sueldo mínimo es de poco más de 1 un dólar al mes”, sostiene.

“Cuando se va la luz que se paraliza Caracas, nosotros tenemos que tratar de rodar y rodar (con silla de ruedas), es difícil, no podemos montarnos en un autobús, en un taxi”, sostiene Sojo.

Y a pesar de que una ley establece que en cada institución pública y privada deberían emplear a por lo menos 5 personas con discapacidad, a juicio de Francisco Marín, quien era empleado público y quedó discapacitado hace ocho años, no se cumple.

“A nosotros las personas con discapacidad aquí en nuestro país no nos dan un empleo”, afirma Marín, quien detalla que los argumentos que les dan para no emplearlos es que “no tienen las condiciones o que los edificios no están adecuados”.

El gobierno en disputa de Nicolás Maduro, que asegura mantener una lucha contra la desigualdad y la pobreza, recientemente anunció la creación de un carnet para que personas con discapacidad reciban un bono que, de acuerdo a la plataforma de registro es de 16.000 bolívares mensuales, el equivalente a 1 dólar y 23 centavos al cambio oficial.

“Tenemos una tarea, avanzar a la certificación de todas las personas con alguna discapacidad, al 100%”, dijo Maduro durante una transmisión televisiva el mes pasado.

A pesar de las dificultades, las personas con discapacidad consultadas por la Voz de América dicen no perder la esperanza de poder vivir en un país adecuado a ellos, que les permita tener garantizar su calidad de vida.