Las autoridades de la provincia de Jiangxi, al sureste del país, han confiscado y destruido miles de ataúdes ante la nueva norma que sólo permite la cremación
En Hong Kong no hay lugar para el descanso eterno por la escasez de espacio
Las imágenes que van a ver a continuación no han sido sacadas de una película de Steven Spielberg. Tampoco forman parte de una extraña tradición oriental ni de la famosa procesión gallega de Santa Marta de Ribarteme. Son tan reales como la vida misma y forman parte de la labor faraónica que están llevando a cabo las autoridades chinas en algunos cantones de Jiangxi, al sureste del país.
Esta provincia de China tiene una población superior a la de España y su tasa de crecimiento no deja de aumentar. Es por ello que las autoridades han decidido tomar medidas al respecto para garantizar la disponibilidad de terreno libre para acoger las necesidades habitacionales de sus futuros habitantes. ¿Y cuál es el espacio menos útil y que nunca deja de crecer en una ciudad?, los cementerios. O al menos eso han debido de pensar los funcionarios del gigante asiático al aprobar una norma que prohíbe dar sepultura a los muertos a la manera tradicional. Es decir, inhumarlos.
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La nueva ley sólo contempla la cremación como única forma de enterramiento. Lo que ha causado una ola de indignación en todo el país, acostumbrado a ver como el Estado se inmiscuye en la vida de sus ciudadanos, y ahora también en la del más allá.
Para más inri, resulta que en China es toda una tradición que la gente construya sus propios ataúdes muchos años antes de morir. Los hacen a medida y procuran escoger las mejores maderas acordes con su situación económica. Todo un esfuerzo para las clases más pobres, que dedican años a ahorrar para poder construir su último lecho. Una vez construidos, se guardan y conservan en casa como símbolo de longevidad y buena suerte.
Coffins in China are being smashed, seized, and exhumed as part of a new "zero burial" policy https://t.co/I1jWnnfHDTpic.twitter.com/so61KAqUSx
? SCMP News (@SCMPNews) 31 de julio de 2018
Ahora, amparándose en la nueva legislación, los funcionarios de la provincia de Jiangxi han decidido confiscar los miles de ataúdes que sus habitantes guardan en casa, amontonarlos en una explanada, aplastarlos y destrozarlos con excavadoras y, por último, incendiarlos a modo de pira gigante con lanzallamas. Increíble pero cierto. Tal y como muestran las imágenes que circulan por las redes sociales y que han logrado salvar la censura.
Desde que en 2014 se conocieran las intenciones de sacar a delante la nueva ley, las autoridades han reportado seis casos de suicidio motivados por la misma. A comienzos de semana, algunos vecinos de la zona intentaron impedir el expolio de sus ataúdes introduciéndose en ellos para evitar ser confiscados. Incluso se han emitido vídeos de ancianos sufriendo crisis de ansiedad por verse obligados a entregar sus féretros.
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? (@2018you333) 31 de julio de 2018
En una entrevista para The South China Morning Post, un joven de 29 años relató cómo el pasado domingo, 31 de julio, las autoridades confiscaron dos ataúdes de la casa de sus abuelos que guardaban desde hacía 30 años: "Fueron hechos por carpinteros usando madera que creció en nuestra tierra", explica. Asimismo, el hombre ha denunciado que además de retirar los ataúdes, las autoridades locales "también prohíben las tradiciones de entierro locales" como las lápidas o el uso del dinero de papel. El gobierno local ha justificado la medida como un intento por ahorrar espacio y ha ofrecido a los afectados 2.000 yuanes (250 euros) a modo de compensación por cada ataúd requisado.
La interpretación de la norma ha sido tan estricta que las propias autoridades han confirmado, en el condado de Yiyuang, haber exhumado un cuerpo que había sido enterrado de forma "ilegal" tras la aprobación de la ley. Sin visos de cambio, millones de personas tendrán que hacerse a la idea de que su descanso eterno ya no podrá ser como habían ideado.
Hundreds of coffins were gathered in a parking lot in East China's Jiangxi Province. Starting at the end of June, villagers in the province turned over 5,000 coffins in a controversial campaign to dissuade locals from traditional burials and promote cremation. pic.twitter.com/G0V3YyLoT6
? Global Times (@globaltimesnews) 30 de julio de 2018