Funciones básicas de los gobiernos

Funciones básicas de los gobiernos

Las Constituciones deberían ser cuerpos doctrinales por los cuales se rijan los gobiernos, pero sus funcionamientos son muy diversos según cada país. Por eso, el arte de gobernar es excepcionalmente difícil y parece que se torna cada vez más complejo, especialmente a medida que se logra la universalización de los procesos económicos, así como los conflictos políticos.
McLuhan preconizó hace un tiempo que: “en la medida en que se llega a la aldea global, es más difícil el ejercicio de la soberanía y más débil el resultado de las medidas de carácter económico o social que se tomen para el fortalecimiento de las naciones como tales.” De ahí la importancia para los gobiernos, los gobernantes y todo su equipo, tener presentes las funciones básicas de los gobiernos, entre ellas: servir, producir, controlar y decidir,
No en vano se repite que gobernar es decidir. Decisiones diarias y permanentes que se hacen más confusas y a veces más contradictorias, a medida que se diferencian los ámbitos del poder y se multiplican los organismos estatales. Eso ocurre entre los diferentes organismos del Estado, de los gobiernos centrales, ayuntamientos, y las diferentes instituciones en que se ha estructurado el complejo sistema administrativo, que con frecuencia se pisan los talones en sus áreas de influencias.
Lamentablemente, más que cumplir con funciones como las de servir y producir, aparentan dedicarle más tiempo a la función de controlar. Pero cuidado, porque resultan contadas las personas vinculadas a la burocracia que no se sienten apasionadas por el ejercicio de controlar. Para ellos, controlar es ejercer el poder, y el poder es solo para controlar. Pero controlar y cómo se controla, siguen siendo la gran interrogante. Hay quienes gozan la pasión del poder individual, pero olvidando el bienestar de la sociedad, así como llevar a cabo proyectos conjuntos y eficaces de gobierno.
Los poderes supuestamente controlan a la sociedad, pero a su vez, supuestamente deben controlarse entre sí. La suma de esos controles, es la manera como se estructuran los niveles de poder, y por tanto, mientras más poder hay, teóricamente mayor capacidad de control debería existir.
Para los que así piensan, pareciera ser que lo más importante es lograr que nada se logre, y actúan arduamente para evitar que se logre hacer algo. La teoría se basa en trabajar incesantemente y con enorme asiduidad, cuando suelen trabajar, para lograr que no ocurra nada, y nada se haga. Esto es a lo que algunos han llamado: “inmovilismo”. O sea, que la única voluntad de los tantos organismos gubernamentales que se han ido creando y todavía se crean, con la única intención de solo controlar, aunque pocos lo notan, solo conducen a no hacer nada.
Como consecuencia lógica, a medida que se hace necesario ampliar los controles, mayores son las necesidades de emplear gente a todos los niveles incluyendo funcionarios, y por lo tanto, mayor se hace la burocracia. En tal virtud, control y clientelismo, parecieran ser funciones hermanadas. Olvidando que lo más importante es servir y producir. No solo un funcionario, aunque sea presidente, sino todos.

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