(English intro to Spanish lang post) It’s difficult for Argentineans to get a quick look to the latest news in science. At least by checking their national press. None of the 2 most important newspapers of the country (La Nación and Clarin) have specific science sections, neither in print or online versions. La Nación used to have a very good one, which the paper killed 3 years ago. The consequences are a decrease on the number of scientific stories, and even more important, the lack of a reference for the readers and the society in general.
The main newspapers of countries like Spain, Chile, Brazil, México, Perú, Uruguay, Cuba, Costa Rica… have science sections. Some are sub-sections in broader ones, but it still works. We’ve analyzed all the cases, and we think that having an specific science section is clearly associated to more and better science reporting in the media, and to higher coverage of scientific local news.
We think that science sections should be encouraged at least in the main newspapers of all countries in Latin America. Even the small ones.
Hace 3 años, si un Argentino interesado en ciencia quería repasar qué había acontecido últimamente en el ámbito de la investigación científica, podía ir fácilmente a la sección de “Ciencia y Salud” de La Nación y encontrar un buen listado de notas tanto de ámbito nacional como internacional.
Ahora ya no puede hacerlo. Desde que en diciembre de 2011 los editores del principal periódico de Argentina decidieron prescindir de la sección de ciencia dirigida con gran éxito por Nora Bar, todavía se publican muy buenas notas de contenido científico, pero menos, y diluidas en un espacio de “sociedad” que a modo de cajón de sastre aglutina todo tipo de informaciones desde seguridad vial a información meteorológica. Ya no hay acceso fácil a revisar lo último en noticias científicas, y esto es claramente perjudicial.
En la época de los periódicos impresos habia un debate legítimo sobre la conveniencia o no de tener secciones específicas de ciencia. En su contra había dos argumentos bien sólidos: 1- dificultad en mantener a diario una alta cantidad y calidad de notas de ciencia, y 2- la sensación de presentar la ciencia como aislada y desconectada del resto de sociedad y cultura.
En el actual entorno online, ninguno de estos argumentos es válido. Sobre el primero, podemos aceptar que un periódico pequeño o regional muestre menos interés por la ciencia y no pueda asumir una sección específica ni siquiera online. Pero no puede ser que el periódico más importante de Argentina no encuentre material suficiente para alimentar a diario una sección de ciencia decente, en la que se vayan acumulando notas aunque sean de dos o tres días atrás.
Sobre la sensación de que la ciencia queda aislada si se presenta en una sección específica, el debate está abierto, pero hay muchas maneras de que no sea así. Comparemos por ejemplo los dos principales periódicos de España: Si nos fijamos en El Mundo, este medio ha sido pionero en tener desde hace años un apartado exclusivo de ciencia, alimentado a diario, y separado incluso de su excelente sección de “Salud”. A este tracker le parece fabuloso, pero reconoce que muchos lectores pueden nunca dirigirse allí y transmitir cierta distancia. Obvio que cuando una noticia científica es relevante, los editores de elmundo.es la pondrán en portada para que tenga mayor visibilidad, pero aun así, la opinión de que la ciencia queda separada es válida.
El País hizo algo ligeramente diferente: hace un tiempo tenía en su homepage una pestaña específica de ciencia. Entonces decidió reducir pestañas, dejar “sociedad”, y dentro de ese paraguas mantener las subsecciones de ciencia, salud, tecnología, medioambiente, educación… al tracker le parece una decisión muy acertada. Por un lado la ciencia queda integrada en “sociedad”, sección donde las noticias se colocan en función de su importancia relativa y por la que pasan muchos lectores, de manera que si van a buscar algo de educación pueden toparse con ciencia si ese día es relevante. Pero además, el lector interesado en ciencia puede ir directamente a la pestaña de “ciencia” y acceder a un resumen de las noticias acumuladas en los últimos días.
Cada medio grande deberá decidir si le gusta más el modelo de El Mundo o de El País, pero de nuevo, no puede ser que en Argentina La Nación no tenga siquiera una subpestaña de ciencia, cuando en “servicios” sí tiene de “sudokus online” u “horarios de vuelo”. Muy mal por los responsables de este periódico, que debería ser la referencia informativa en temas de ciencia del país. También lo podría ser Clarín, que cuenta con la experimentada Valeria Roman, pero parece que este periódico tampoco ha querido apostar suficiente. Consecuencia: si yo (o quien sea) quiero ir a buscar cierta actualidad científica en Argentina, no sé dónde ir.
Si por el contrario nos fijamos en sus vecinos chilenos, el El Mercurio tiene una excelente sección de ciencia, tanto online como cos páginas impresas diarias, y La Tercera una subsección de ciencia que va alimentando un genial suplemento semanal. Y de nuevo, uno podría pensar que la misma información puede existir en La Nación o Clarín aunque esté diluida sin un espacio fijo. Falso. O como mínimo, muy complicado. Otra de las ventajas de las secciones de ciencia es que tenerla obliga a buscar más notas constantemente e impide que salten con tanta facilidad. Tener una sección de ciencia da entidad, sirve para mantener una constancia que fideliza al lector, y en última instancia provoca que se publique más ciencia.
El mejor ejemplo de todos es la sección llamada antes Aldea Global y ahora Vivir en La Nación (Costa Rica). Este tracker estuvo en su redacción cuando era dirigida por Debbie Ponchner, y siempre la cita como ejemplo a seguir. La sección Aldea Global nació gracias a dos ingredientes fundamentales: la presencia de una periodista capacitada y comprometida como Debbie, y la apuesta sólida de la dirección del periódico. Los inicios fueron duros, pero fue llegando publicidad, y a lo largo de estos 5 años de análisis de periodismo científico el tracker ha podido constatar el maravilloso trabajo del equipo de periodistas que hoy publican en “Vivir”. De verdad: un caso de éxito a imitar por cualquier periódico que quiera convertirse en la referencia en información científica de su país (por pequeño que sea).
No quiero repetirme en exceso, pero el mensaje es claro: En América Latina sería muy positivo que al menos los principales periódicos de cada país tuvieran secciones de ciencia, ya sea directamente en portada (como Mercurio, El Mundo, O’Globo o El Comercio-Perú) o en subsecciones (como La Tercera, El País, Folha, o El Universal-Mex). Da entidad frente al lector, requiere tener periodistas especializados, y fuerza a publicar más y mejores notas.
Dos menciones especiales antes de terminar este post: Por un lado la buena apuesta en Uruguay de El Observador al lanzar la sección/suplemento Cromo. A nosotros nos gusta, y varias veces la hemos alabado, pero aquí sí creemos que quizás por estética, el nombre e integración puede quedar un poco demasiado separada del periódico (hipótesis muy vaga). La otra, el peculiar caso de El Espectador y El Tiempo en Colombia, que a pesar de haber aumentado considerablemente su calidad y cantidad de información científica, hace unos meses ambos quitaron la sección de “ciencia” o “vivir” como referencia. Ahora, como lector, ocurre algo parecido a la situación en Argentina: Si alguna noticia científica o medioambiental es importante y el periódico la destaca en portada, pues nos llega, pero de otra manera no hay forma de ir a buscar directamente la información científica.
Los periódicos son todavía las referencias informativas en muchos países. Creemos que tener secciones de ciencia en ellos es algo tremendamente positivo. También -o incluso más- en los pequeños, donde quizás serían la única referencia en información científica del país. Creemos de hecho que estas secciones deberían ser apoyadas por las entidades comprometidas en la mejora de la percepción pública de la ciencia.
– Pere Estupinyà
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