Última actualización: viernes, 11 de junio de 2010 - 11:03 GMT

Mujeres argentinas en los últimos 30 años

  • Separación, lucha

    Madre e hija, Plaza de Mayo (1982)

    Madres e hijas, mujeres presas, madres adolescentes, el amor, la ausencia. La fotógrafa argentina Adriana Lestido recorre en 160 imágenes congeladas en el tiempo la vida de mujeres argentinas en los últimos 30 años.

    Sus fotos forman parte de la exposición Amores difíciles que se exhibirá hasta el 25 de julio próximo en la Casa de América, en Madrid, como parte del festival PhotoEspaña 2010, con el tiempo como eje de las exposiciones.

    "En esta imagen, Madre e hija, Plaza de Mayo (1982), la madre reclama a su marido y una hija reivindica a su padre. Mi obra está atravesada por la separación. Otra constante en mi trabajo es la ausencia del hombre", explica la fotógrafa.

  • La dificultad de amar

    La salsera (1992).

    Los inicios de Lestido están en el fotoperiodismo, en medios argentinos como el diario La Voz, la agencia DyN y Página 12.

    La fotógrafa agrupa su obra en varias series y etapas: Hospital Infanto-Juvenil (1986-1988), Madres Adolescentes (1988-1990), Mujeres presas (1991-1993), Madres e hijas (1995-1998), El amor (1992-2005) y Villa Gesel (2005).

    En esta foto, Lestido busca explorar la dificultad de amar. "Si bien esta serie gira alrededor de un hombre, se siente más su ausencia que su presencia. En el fondo todo es una historia de amor. Un amor difícil pero ¿qué amor no lo es?", comenta Lestido.

  • La soledad, el miedo

    Madres adolescentes (1989-1990)

    Esta foto forma parte de la serie "Madres adolescentes", en la que refleja la soledad y el miedo de una maternidad precoz en una casa de acogida.

    "Soy mujer y por eso he mirado a las mujeres, no como una reivindicación de género sino más bien como una búsqueda de espejos. Miro desde mi vida y desde mi historia, pero lo que me interesa es el conflicto humano".

    Agrega que "lo que desencadenó mi pulsión creativa tuvo que ver con lo femenino, lo maternal, la falta de familia, la injusticia, el desamparo".

  • La libertad, una aspiración

    Mujeres presas (1991-1992).

    Durante un año Lestido estuvo visitando una cárcel de mujeres en la ciudad de La Plata, Argentina.

    "Semanalmente iba a fotografiar a las presas. Fue muy duro hacer esta serie. Me costaba mucho ir. Hubo un momento en que tuve que suspender y pensé que no iba a poder terminarla. Conectamos con cosas muy dolorosas. Ellas se vieron a través de las fotos. Fueron conscientes de situaciones de ellas, de sus vidas. Mantengo vínculos con todas”.

    De las decenas de fotos que tomó en la cárcel, a Lestido le llamó la atención "la frialdad de una mirada que no mira", de una mujer presa que se encontraba en la cocina y que tenía un enorme cuchillo entre sus manos.

  • El rostro de la soledad

    Mujeres presas (1991-1992)

    "En las cárceles de hombres se puede ver a mujeres haciendo cola, muchas veces desde la noche anterior para visitarles. Eso no pasa en las cárceles de mujeres. A las mujeres se les deja más sola", explica la fotógrafa.

    Lestido ha visitados otras cárceles para realizar talleres de fotografía con las presas y cuenta que es notable la necesidad de expresión que tienen.

    "Me llama la atención la luminosidad de las fotos que hacen. Las fotos son muy luminosas, muy de amor, de flores.

    "Hace un par de años me invitaron a una cárcel de hombres. Les enseñé las fotos de la serie 'Mujeres Presas'. Al principio les veía tensos, pero a medida que veían las imágenes se iban relajando. Al final uno de los presos se acercó me felicitó".

  • Ser madre en cautiverio

    Mujeres presas (1991-1992)

    "Me interesaba la maternidad en cautiverio. Estando presa no importa tanto si se está con un hijo o no; lo fuerte es estar preso. El eje terminó siendo lo que es, mujeres presas, mujeres que no pueden decidir, que están presas mucho antes de estar en la cárcel.

    "Argentina es uno de los pocos países donde la mujer presa tiene derecho a estar con su hijo en prisión hasta los dos años de edad. Luego pierde la patria potestad y el juez decide el destino del chico.

    "Con esta foto pasÓ algo muy fuerte. Fue la portada de mi libro. Una empleada de un amigo reconoció a la mujer de la foto. Mi amigo fue a ver a la mujer y le dijo que había perdido todo contacto con su bebé. Le habían trasladado a otra unidad y su bebé había sido dado en adopción".

  • La vivencia personal

    El amor (1992-2004).

    "Mi trabajo en general es en blanco y negro porque la imagen sin color la siento más esencial, más medular… es como los sueños, por lo general uno tiene las imágenes pero no los colores, salvo que el color cumpla una función especial", señala Lestido.

    Esta foto forma parte de la serie "El amor", realizada en varios viajes, algunos cerca de la ciudad costera de Villa Gesell, en Argentina, y que parten de vivencias personales de la fotógrafa. El tema central de esta serie es la dificultad de amar.

    "Las fotos se fueron dando sin ninguna intención. La mayoría en los viajes que hacía con quien era mi pareja entonces. Las últimas son de de un largo viaje por Atacama y Ushuni cuando nos estábamos separando. Después, viéndolas unas y otras, me di cuenta que había algo más".

  • Los lazos madre e hija

    Madres e hijas, Eugenia y Violeta (1995-1998).

    "La serie 'Madres e hijas' la desarrollé durante tres años. Es el trabajo más intenso que he hecho. Siempre me ha parecido que hay un misterio en el vínculo madre-hija".

    "Me obsesiona la marca materna y el rollo de todas las mujeres con sus madres. Creo que es la relación humana más compleja.

    "Con Eugenia y Violeta (recién nacida) queda desnuda la angustia del cambio, el trabajo duro de la madre, las noches en vela, la súbita responsabilidad, ineludible, de hacerse cargo de la vida y la formación de una hija. Y el entendimiento tácito de la nena que desde que empieza a caminar protege también a su mamá".

  • La clave es la sexualidad

    Madres e hijas, Mari y Estela (1995-1998).

    "Decidí mirar a cuatro parejas de madres e hijas y busqué a estas mujeres en mi entorno. Al principio sólo iba y charlábamos sobre el vínculo, hablábamos de la relación, de los roles… Yo grababa las charlas, después las transcribía y se las llevaba. También llevaba una polaroid, les hacía un retrato y se lo dejaba para que fueran viendo mi mirada.

    "Mari y Estela son la simbiosis. Apenas es posible reconocerlas. Sus diversiones son las mismas, hablan el mismo lenguaje, se visten igual.

    "La clave de la diferenciación está en la sexualidad, la sexualidad de la madre, el uso de espacio de intimidad donde se habla un lenguaje de placer que excluye a los hijos; es lo que les ayuda a ellos a crear sus propios lugares diferenciados".

  • "El vínculo es el refugio"

    Madres e hijas, Alma y Maura (1995-1998)

    "Empecé a quedarme en sus casas. A formar parte de sus vidas. Cada vez que iba, llevaba millones de fotos. Luego empezamos a hacer viajes. Fuimos a Bariloche, a Mar del Plata, a Mendoza, a Pinamar.

    "Eran viajes que ellas solían hacer y que a la vez yo animaba para que se dieran. En los viajes era cuando más entrega había, de ellas y mía. A Alma y Maura terminé de fotografiarlas en Roma, donde viven ahora.

    "Alma, la madre y Maura, la hija, se enredan para no separar sus caminos. El vinculo es el refugio y hacia allá corren las dos cada vez que se alejan, al lugar en el que juntas encuentran su identidad y su reparo".

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