- Sí, dígame.
- ¿Es usted Pedro Mendigutxia?
- El mismo.
- Le llamo del ambulatorio de Ortuella, no se retire que le paso con la persona especializada...
No me dió tiempo de preguntar especializada en qué, porque me puso una música horrible y me tuvo en espera algo que se me antojó una eternidad, pero que en realidad no pasarían de los cinco minutos. Al cabo de este tiempo me habló una voz masculina desde el otro lado de lo que sea.
- ¿Qué desea?, me preguntó.
- qué desea usted, repuse, yo no he llamado.
- ¿Pero con quien quiere hablar? (otra pregunta absurda)
- Que no quiero hablar con nadie, que yo no he llamado.
- Pues en la pantalla pone ambulatorio de Zuazo, debe haber un cruce de lineas.
- Pues habrá, ¿y usted quien es?.
- Yo soy del Hospital de Cruces.
- Pues le voy a explicar, que lo veo más perdido que yo. Yo estaba tranquilamente en mi casa, y me han llamado del ambulatorio de Ortuella para decirme que me iban a poner con una persona especializada, aunque no sé en qué, y pensaba que era usted.
- Pues yo no soy, y me ratifico en mi teoría del cruce de lineas.
- Pues qué bien, ¿y qué me aconseja usted que haga?
Se sorprende ante la pregunta. A o mejor es un tipo de esos solitarios a los que nunca nadie les pide un consejo...
- Pues llame usted al ambulatorio de Zuazo, y diga que le pongan con la persona especializada esa.
- Qué buena idea, ahora mismo lo voy a hacer. Que tenga usted un buen día, y no se altere.
Busco en el móvil la última llamada recibida y marco un número que por lo menos tenía diecisiete dígitos. El ambulatorio de Ortuella debe de estar en Polonia.
- Ambulatorio de Ortuella
- Buenas, que me han llamado para decirme que no me he retirara, que iban a ponerme con la persona especializada, y yo no me he movido y la persona que se ha puesto no sabía de qué le estaba hablando, ¿qué cree usted que tengo que hacer? ¿le doy mis datos y me pone usted con quien me iban a poner...
- No, por dios, no se asfixie, ya le llamarán. Que tenga usted un buen día, y no se altere.
- ¿Es usted Pedro Mendigutxia?
- El mismo.
- Le llamo del ambulatorio de Ortuella, no se retire que le paso con la persona especializada...
No me dió tiempo de preguntar especializada en qué, porque me puso una música horrible y me tuvo en espera algo que se me antojó una eternidad, pero que en realidad no pasarían de los cinco minutos. Al cabo de este tiempo me habló una voz masculina desde el otro lado de lo que sea.
- ¿Qué desea?, me preguntó.
- qué desea usted, repuse, yo no he llamado.
- ¿Pero con quien quiere hablar? (otra pregunta absurda)
- Que no quiero hablar con nadie, que yo no he llamado.
- Pues en la pantalla pone ambulatorio de Zuazo, debe haber un cruce de lineas.
- Pues habrá, ¿y usted quien es?.
- Yo soy del Hospital de Cruces.
- Pues le voy a explicar, que lo veo más perdido que yo. Yo estaba tranquilamente en mi casa, y me han llamado del ambulatorio de Ortuella para decirme que me iban a poner con una persona especializada, aunque no sé en qué, y pensaba que era usted.
- Pues yo no soy, y me ratifico en mi teoría del cruce de lineas.
- Pues qué bien, ¿y qué me aconseja usted que haga?
Se sorprende ante la pregunta. A o mejor es un tipo de esos solitarios a los que nunca nadie les pide un consejo...
- Pues llame usted al ambulatorio de Zuazo, y diga que le pongan con la persona especializada esa.
- Qué buena idea, ahora mismo lo voy a hacer. Que tenga usted un buen día, y no se altere.
Busco en el móvil la última llamada recibida y marco un número que por lo menos tenía diecisiete dígitos. El ambulatorio de Ortuella debe de estar en Polonia.
- Ambulatorio de Ortuella
- Buenas, que me han llamado para decirme que no me he retirara, que iban a ponerme con la persona especializada, y yo no me he movido y la persona que se ha puesto no sabía de qué le estaba hablando, ¿qué cree usted que tengo que hacer? ¿le doy mis datos y me pone usted con quien me iban a poner...
- No, por dios, no se asfixie, ya le llamarán. Que tenga usted un buen día, y no se altere.
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