Morbosas, segunda parte

22 Jul

«¿Has leído ‘La cama de Pandora‘?» Me preguntó un amigo bloguero recordando mi post Morbosas, en el que criticaba que las mujeres seguimos sin poder hablar en público sobre sexo de forma normalizada. Ayer me pasé por ese blog que se publica en El Mundo cuya autora (firma como Pandora Rebato) escribe con desparpajo sobre su copiosa vida sexual. Cuenta por ejemplo que en una feria del libro conoció a un poeta atormentado, se enrollaron, y en una edición posterior de la cita literaria, le hizo una mamada debajo de la caseta mientras él firmaba dedicatorias. Últimamente ha hablado de su escarceo lésbico en el Orgullo LGTB, frustrado porque tenía la regla; de una boda griega en la que folló con un invitado, el condón se rompió y tuvo que comprar la píldora del día después en el aeropuerto… Entretenido, vaya.

Me acordé de este blog tras descubrir otro de tono y contenidos similares, El sexo de Lucía, en la que su protagonista nos habla de la rabia que da escuchar a los vecinos follar (cuando tú no tienes plan), cuenta batallitas de sus amigas, y entre post y post nos vamos enterando de que ella (y en este caso firma con nombre y apellido) es mutiorgásmica, sólo hace mamadas a gente muy allegada, y le ponen un montón los pasamontañas. No seré yo la que critique a dos mujeres que hablan de sexo sin tapujos en sus blogs. De hecho, admiro su capacidad de lidiar con babosos. Lucía Martín transmite reiteradamente que sus lectores le piden que sea más explícita y escribe sobre e-mails que ha recibido para tomar un café o incluso para una sesión de comerse los morros (le indignó). Pandora tiene deshabilitada la opción de dejar comentarios (imaginaos el aluvión de burradas que habría) pero a cambio invita a la gente que le escriba e-mails.

Lo dicho, super a favor de que haya blogs en los que se hable de aventurillas sexuales en primera persona. Pero veo dos problemas. En primer lugar, ambos blogs están situados en comunidades (El Mundo y FronteraD) muy masculinizadas. Los tíos hablan de un montón de temas; las tías tienen un blog sobre sexo que en buena parte viene a satisfacer el morbo del público masculino (también del femenino, claro). El segundo problema que le veo es el tono: ambos blogs nos hablan de mujeres con una rica vida sexual, con pocos complejos, que se sienten en posición de aconsejar sobre cómo hacer una buena mamada, que alertan sobre los errores que deserotizan en la cama (dejarse puestos los calcetines, y demás), y que meten mucha caña a los hombres (Martín lo reconoce en alguno de sus posts).

Sigo siendo una firme defensora de ‘Sexo en Nueva York’ porque, como conté en su día, de adolescente aprendí un montón de cosas y fue un pretexto para hablar mucho de sexo con las amigas. Por tanto, tuvo el importante papel de romper con el tabú de la sexualidad femenina. Pero creo que tenemos que dar un paso más. Me preocupa que ese estilo ‘Sexo en Nueva York’ nos desempodere más que otra cosa. Me explico: yo veo o leo las variopintas aventuras de esas mujeres, lo liberadas que se declaran, la asertividad que tienen para expresar lo que quieren, lo bien que se manejan con la seducción… Y mi autoestima no sale muy bien parada. Mujeres que se consideran expertas en las artes amatorias, que hacen gala de estar casi siempre lubricadas, que tienen una imaginación desbordante y cuentan al mundo sus fantasías más locas. Me alegro por ellas y me apetecerá leerlas, pero echo de menos encontrar relatos en los que haya espacio para nuestras inseguridades, los cortocircuitos que se dan con las otras personas, los obstáculos que introduce el sexismo, los líos en los que se mete una cuando le da por tener ‘follamigos’. Igual no es tan excitante y trepidante, pero creo que muchas lo agradeceríamos.

Tengo en mente a una amiga que no es precisamente una femme fatal, pero que sin embargo en menos de un año ha tenido varios arrebatos que me dejaron boquiabierta. El mejor, dejarle una nota a una desconocida en la que ponía «Eres preciosa». Fin de la historia. Le intentó seguir la pista, pero no se decidió a hablarle. Pandora, en cambio, hubiera logrado llevársela al baño. Yo, que probablemente no me hubiera atrevido ni  a escribirle la nota, me identificaría más con la historia de mi amiga.

Por cierto, respecto a lo de meter caña a los hombres, creo que es algo efectista, que a la gente siempre le va mucho el rollo «guerra de sexos», pero que hace estragos en nuestra propia sexualidad. Estoy convencida de que cuando una es muy crítica con los demás, en primer lugar lo es consigo misma. La otra cara de la moneda de «me viene un tío con camiseta interior blanca y le echo a patadas» es el mandamiento de que una mujer siempre tiene que ir bien depilada y con la ropa interior conjuntada. No sé si conté que la revista Cosmopolitan traía un día en portada el titular «Desnuda, sin complejos». Me imaginaba que el artículo animaría a aceptarnos como somos. Pues no: recomendaba hacer abdominales antes de follar para tener el vientre firme, echarnos un potingue que promete hacer las veces de sujetador invisible y un maquillaje corporal para estar bronceadas… Podemos creer que exigir a los hombres que también estén perfectos es una forma de democratizar esta dictadura de la estética. Pero me parece una trampa: si nos parece imperdonable que un hombre huela a sudor, no nos los perdonaremos cuando seamos nosotras a las que abandone el desodorante.

Volviendo a internet, Blogueros que me encantan (como Escéptico Confuso) y que me encantarán (Manuel Jabois, al que me han recomendado mucho últimamente) hablan de un montón de temas. Entre ellos, de sexo. En diversos tonos: hay relatos satíricos, burros, surrealistas, eróticos. Pueden excitarnos o no, pero dudo que esa sea su intención. Con las blogueras veo cierta dicotomía: o nos cuesta mucho hablar de sexo, o nos metemos en el personaje y nos las damos de gurús. También veo la dicotomía respecto al pudor y el exhibicionismo: encuentro tías que nunca pondrían una foto suya ni dicen nada de su vida, a otras que cuentan sus polvos con todo lujo de detalles y publican fotos postorgásmicas memorables (como mi querida Itziar Ziga, que nos deleita con su plácida sonrisa después de correrse en los campos arados de Teruel). También hay blogueras que no se dejan condicionar, y escriben lo que les sale de donde les salga en cada momento. Me alegro por ellas.

Yo no tengo la receta; si no, me la aplicaría. Me muevo en la esquizofrenia: de reprimirme entradas (llevo tiempo cortándome con una sobre prostitución) a contar intimidades con las que ahora me sonrojo. Espero que poco a poco se vaya normalizando todo. Si alguien conoce algún blog que integre el erotismo o la sexualidad de una forma apetecible, sencilla y menos agresiva, estaría muy bien que lo recomendarais. Y más aún, ofrezco este humilde blog a quien quiera publicar (de forma anónima o no) alguna historia de las que decía, real, humana, con pudores, complejos, meteduras de pata, desencuentros, erecciones decepcionantes y lubricación sintética, calcetines blancos y bragas de Hello Kity. ¿Os animáis?

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11 Respuestas para “Morbosas, segunda parte”

  1. escéptico 24 julio, 2011 en 20:02 #

    Por alusiones. Como bien dices mi intención no es excitar, aunque si ocurre encantado de la vida.

    Y gracias por enlazarme una vez más.

  2. Pepita Grilla 26 julio, 2011 en 6:11 #

    Totalmente de acuerdo. Aquellas pocas mujeres que hablan de sexo con desparpajo, por un lado, nos animan, pero, por otro lado, nos acomplejan… Y lo más importante: no nos identificamos demasiado con ellas. Hay una cosa de lo que comentas con la que no estoy demasiado de acuerdo. Dices que cuando una es muy crítica con los demás, en primer lugar lo es consigo misma. A veces sí, pero a veces no. Me explico. Creo que el ser crítico con uno mismo y serlo con los demás son cuestiones relativamente independientes. Pensemos, por ejemplo, en el tío que no soporta que una mujer no se depile ni piernas ni axilas, pero a todo lo que llega el cuidado de su estética es a la ducha y a la ropa limpia. En fin, creo que entran en juego las expectativas y las exigencias sociales y culturales, por lo que es muy frecuente que exijamos (sobre todo los hombres) lo que nosotros no estaríamos ni remotamente dispuestos a dar (como depilarse las ingles con cera caliente, por ejemplo). Pero en el caso que planteas, supongo que una mujer que no soporta al tío de la camiseta interior blanca (que no es una exigencia demasiado extendida) pasará por todos los aros en cuanto a las exigencias estéticas que marca la sociedad respecto a las mujeres… Vamos, que estoy de acuerdo con el ejemplo, pero no con la premisa.

    • Mari Kazetari 31 julio, 2011 en 19:54 #

      Pepita Grilla, estoy de acuerdo en que las expectativas y exigencias sociales y culturales condicionan un montón y que eso puede hacer que exijamos al resto cosas que nosotras no hacemos. Sin embargo, como principio general, mantengo que a menudo las personas que son muy duras y críticas con el resto, lo son en primer lugar consigo mismas. Al menos es algo que he detectado en mí hace relativamente poco y que quiero cambiar. Vaya, igual es una forma de funcionar que tengo yo y que no es extrapolable al resto de la humanidad, pero yo creo que exigir perfección al resto a menudo conlleva la propia exigencia de perfección. En todo caso, tú eres la experta en estas cosas; lo mío es psicoanálisis barato. 😛

      Escéptico: Gracias por la aclaración y de nada

  3. Floreta 3 agosto, 2011 en 11:16 #

    Creo que jamás de los jamases he estado tan de acuerdo con un post. Leo habitualmente a Pandora y creo que tienes razón y me faltaba que alguien escribiera esto para leerlo y entender el «papel» de esta chica. Me parece perfecto que hable de su vida sexual. Pero, vamos a ver, ni una cosa ni otra. Gente real, ante todo, por favor.

    • June Fernández 3 agosto, 2011 en 11:42 #

      Muchas gracias, Floreta.

  4. Maite 26 diciembre, 2011 en 14:42 #

    Es la primera vez que entro en tu blog al que he llegado porque hace poco empecé a seguirte por twitter (de esas que deberíamos levantar la mano!).
    Y me ha encantado encontrarme con este post. Soy educadora, trabajo con jóvenes y te puedes imaginar la de cosas que escucho, oigo y veo en mi trabajo en lo que a sexualidad, estereotipos y tabús se refiere.
    Supongo que por inercia, he aplicado lo que leía a «mis chicxs». Ellas hablan de Sexo en Nueva York y ellos de las chicas que salen en los posters de las revistas de tunning… toda una experiencia.
    En fin, como tu dices, hablar de sexo cuando eres adolescente te ayuda a aprender mucho, y si lo haces con referentes positivos, mucho más.
    Antes alguien nombraba la cultura, las expectativas… yo haré referencia a la educación.

    Te seguiré siguiendo 😛

    Un abrazo!

Trackbacks and Pingbacks

  1. June Fernández - 22 julio, 2011

    Morbosas, 2ª parte. Mis reparos ante blogs de mujeres que hablan de sexo. A favor de historias con pudores y gatillazos http://j.mp/oeEtRv

  2. Puteras | Mari Kazetari - 10 agosto, 2011

    […] este es el post que me he estado reprimiendo por no volver a hablar de sexo y así evitar mensajitos de hombres por Facebook tipo “Me […]

  3. June Fernández - 26 diciembre, 2011

    .@ovalrod El post sobre Luna me ha recordado a este que escribí sobre las tías que escriben sobre su loca vida sexual: http://t.co/7GSGxVnE

  4. Maite Gonzalez Nogue - 26 diciembre, 2011

    @AnaPerezLuna leí este blog y me acordé de ti. http://t.co/JUOt3wUO

  5. Puteras | El Blog de Paula.com - 27 marzo, 2013

    […] este es el post que me he estado reprimiendo por no volver a hablar de sexo y así evitar mensajitos de hombres por Facebook tipo “Me […]